Es el título de una de las canciones favoritas de mi hijo mayor, Gabriel. Mejor conocida como Gladiador, o Gladiator’s song. Es de Hans Zimmer, el mismo compositor que recientemente hizo la música de Interstellar, una de mis películas favoritas de este último año.
Mientras estaba trabajando en mi computadora, me puse una playlist del compositor en Youtube, cuando de pronto me sorprende la canción de Gladiador. Es una canción que me moviliza. Gabriel, este año empezó la escuela media, que vendría a ser como el primer año de la secundaria en latinoamérica. Le está yendo muy bien. Tiene buenas notas, y lo mejor de todo, es que está entusiasmado. Pero el período de escuela primaria, o elemental, como aquí le llaman, no fue lo que se podría decir fácil. Gabriel, fue un niño con algunos problemas de disciplina. Vivía chocando con sus maestros y las autoridades de la escuela.
Para mí fue algo frustrante. Pasé noches sin dormir, y lloré a mares, preocupada por el futuro de mi pequeño. En el camino se encontró con muchos desafíos. Él sin miedo, supo enfrentarlos lo mejor que pudo y te aseguro que él también ha llorado, por las travesuras que cometía. Pero también se ha encontrado con algunas luces. Algunos maestros, que vieron más allá del niño travieso e inquieto. Maestros que comprendieron, aunque sea un poco, su espíritu sensible, y tal vez sin darse mucha cuenta, lo ayudaron. Influyeron positivamente en él. Así como las experiencias negativas nos marcan, al margen del aprendizaje que hagamos de ellas, también las buenas. Y son esas cosas buenas, las que uno lleva consigo mismo, como un regalo en el alma, por siempre.
Un día al llegar de la escuela, Gabriel me dice: “Mami, el profesor de la clase de Historia, pone una música que me ayuda a concentrarme”. Desde entonces, cuando hace la tarea, escucha “Ahora somos libres” de Hans Zimmer.
Éste hecho me resultó casi simbólico. Por un lado, ustedes saben que la música para mi es algo sublime. Lo leí como una necesidad de liberar su espíritu a través de ella, ya que justamente es eso lo que el compositor intenta transmitir. Por otro lado, su necesidad de conectarse con su parte sensible, para poder sobrellevar las presiones de la escuela, y de un sistema que tiene una estructura rígida y fría.
También me demostró de una nueva manera, esa conexión increíble y certera, que existe entre madre e hijo. Ya que es el tipo de música que a mi me gusta, y por supuesto le pongo desde antes de que naciera. Por lo que también entiendo porque se siente así al escucharla. Desde entonces, de vez en cuando, cuando hace su tarea, pone Ahora somos libres, y a mi me genera una mezcla de ternura y amor. También me da cierta nostalgia, ya que cada vez está más grande, y me recuerda cuando era un niño de 8 años cuando por primera vez comenzó por su propia cuenta, a escuchar música clásica o sinfónica para estudiar.
Gabriel, tiene un espíritu libre. Espíritu que me motiva, como sólo los hijos pueden hacerlo. Y por siempre, lucharé para que logren ser lo más libres posible. Que cultiven, mis tres tesoros, incansablemente la libertad de pensamiento. Ser libres. Aunque sea a través de la música, que permite volar a dimensiones únicas. La música, que como ningún otro medio, permite escapar de la mediocridad de este plano material, y luego regresar con la sensación, de que vale la pena. De que existen maravillas y que el amor es el puente, la conexión y la luz que nos mantiene unidos.
Hace unos días una amiga muy querida que ya tiene sus hijos grandes, me dijo unas palabras muy sabias. Disfruta tus hijos, porque por muy lejos que parezca, el tiempo pasa rápido, y un día se van. Lejos o cerca, aunque no lo quieras, se van.
Sé que es así, y por eso vivo con esa constante nostalgia al verlos crecer. Pero enseguida recuerdo que son, mis hijos, lo más hermoso y que por ellos, todo vale la pena. También recuerdo, que aunque con lazos fuertes, todos nacimos para volar libres, y es ahora el presente. Por lo tanto a llenarlo de amor y de lo que estamos seguras es lo mejor para ellos, por muy en vano que parezca. Tarde o temprano, los frutos de las semillas que sembraste, crecen y son inmensamente gratificantes.
Aquí les dejo Now we are free de Hans Zimmer. Canción que pertenece a la banda sonora de Gladiador. Detalle curioso que a mi hijo le encanta: está cantada en un idioma desconocido 😉 Y abajo la de Interstellar. ¡Que disfruten!
Feliz vida!
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