Venía desde hace varias, por no decir muchas, semanas con una sed de lectura incomparable pero que no hacía nada para saciar, me compré un libro de ciencia ficción, porque quería incursionar en este género que aunque sigo dando una oportunidad, tengo que reconocer por ahora no es mi favorito ni logra volarme los pelos, como me gusta que la lectura me afecte.
Y con la escusa de auto regalarme para mi cumpleaños, que fue el Jueves pasado, agregué algunos “e-books” a mi lista de Kindle, pero a mi me gustan los libros clásicos, con tapa y hojas de papel, en el barrio antes había 3 librerías más la biblioteca, hoy la biblioteca sigue pero de las librerías sólo queda una, y que tiene libros en español , su dueño es un señor cubano, que incluso ayuda a los escritores locales y vende sus libros, para mi su negocio es una especie de centro bohemio de retiro espiritual e intelectual, al cual me gusta ir, sentir el olor a libros viejos, a papel, me gusta tocar las amarillas hojas, y recorrer las cálidas texturas de los libros nuevos recién salidos de la imprenta, las librerías son una grata experiencia para mis sentidos y un agregado mágico a la realidad cotidiana, cuando cruzo el portal de la calle hacia las estanterías de páginas y escritores, me sucede que comienzo a escuchar las voces provenientes de los libros que como cachorros en la tienda de mascotas, ansiosas susurran sus contenidos deseosos de ser elegidos y llevados a casa.
El Sábado a pesar del frío cruel, abrigué a mis peques y nos fuimos a la librería a ver que tesoros descubríamos, mientras yo leía reseñas de nuevas novelas, mis hijos buscaban entre los libros para niños, un par de jóvenes buscaban en la sección de literatura clásica en español, y el dueño acomodaba la sección de revistas importadas, mientras cada quien buceaba en su universo paralelo, ingresa al local un señor que impulsado por la común sed de los que visitan el negocio, se puso a buscar entre los libros algo para llevar, pero indeciso ante los prometedores títulos prefirió consultar con el dueño del negocio y escuchar sus recomendaciones, muy amable el dueño le comentó cuales eran buenos según los comentarios de sus clientes y los suyos propios. Y por supuesto con las preguntas sobre las temáticas y calidad de los libros, venían las preguntas sobre los precios… cuando al final el señor se decidió otra vez preguntó ¿cuánto cuesta este? la respuesta fue: $14, entonces el potencial comprador enunció ¿me lo puede separar y se lo pago en cuotas y cuando complete el monto me lo llevo?
Al instante sentí un balde de agua fría que caía sobre mi, literalmente! Por supuesto el dueño le dijo que si, yo seguí mi búsqueda me llevé dos libros: uno sobre sociología en el siglo 21 por un escritor francés traducido al español y otro en inglés, un análisis sobre el éxito individual y la sociedad Outliers de Malcolm Gladwell que es un bestseller americano relativamente nuevo, Sarah se llevó un libro sobre música para niños y Gaspar Harry Potter en español.
Mientras el dueño me cobraba me contaba sobre el cambio en la era digital y que siendo el único que conserva una librería a la antigua, sin café ni panadería o sala de exposiciones anexas, son muchos los que se acercan al negocio y pasan horas como si se tratase de un templo de oración y reflexión, ahora que lo pienso poner un café no le vendría mal, me decía que muchas veces pensó en agregar productos o servicios a su negocio, pero que no lo hará y que seguirá ofreciendo “libros y arte” esas fueron sus palabras.
Cargados de expectativas y varias páginas por leer en la mochila, mi camino a casa tuvo un sabor agridulce, mezcla de alegría, alivio y tristeza. Mientras exista sed (de conocimiento) lo único que queremos es agua y nada impedirá que caminemos hacia la fuente, eso es lo importante, esa sensación de sed insaciable es que deseo transmitir a mis hijos y espero jamás perder.
Liz Aqp dice
Maravilloso! El amor a la lectura me lo transmitió mi abuelo, el siempre andaba con un libro y yo desde que aprendí a leer, hice de ellos mis mejores amigos. Ahora en la era digital es muy fácil conseguir libros con unos cuantos clicks pero al igual que tú muchas veces prefiero ir a la Biblioteca y disfrutar de una buena lectura, vivo muy cerca de la biblioteca asi que ese gustito de leer a la antigua me sigue fascinando. Si leemos a los niños desde que son pequeños iran encontrando el gusto a leer y si ven cuanto disfrutamos de la lectura ellos haran lo mismo. =)
Romina Tibytt dice
Que lindo y conincido con tus palabras, el amor a la lectura se hereda. Gracias por compartir!
Maria Pereda dice
Que buen articulo Romi! Que bueno y saludable es ensenarles a nuestros peques el amor a la lectura! Pia le encanta leer y le dedica al menos 1 hora por noche, Mathi recien empieza pero ya muestra interes!
Romina Tibytt dice
¡Muy bien Pia!! que hermoso se siente cuando vemos nuestros esfuerzos dar frutos! Gracias por compartir Magui!
Monica Coello Bajaña dice
yo leia antes ahora lo hago menos voy a esforzarme para leer mas gracias me gusto